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“Una sucesión de instantes de desobediencia”. Así define Francine Deroudille, su hija, la obra del fotógrafo francés Robert Doisneau (Gentilly, 14 de abril de 1912 – París, 1 de abril de 1994). Convertido en uno de los iconos de la fotografía europea de la postguerra, tras unos comienzos como dibujante, Doisneau se adentró en el mundo de la fotografía profesional de la mano de André Vigneau, para recalar después en la Agencia Rapho.

Su ciudad fue París, y el objeto de sus retratos y composiciones la propia vida pasando por delante de su objetivo. Ochenta de esas creaciones se exponen en la Hospedería Fonseca dentro de la programación del VIII Centenario de la Universidad, y podrán disfrutarse hasta el 19 de agosto.

En las notas creadas para esta exposición, la hija de Doisneau, que ha estado presente en la inauguración, explica que “fotografiaba el mundo tal como habría deseado que fuese”, y esa definición concuerda con las imágenes que se han seleccionado, entre ellas algunas icónicas, como El beso, que junto con retratos tan impactantes como el que le hizo a Pablo Picasso componen una selección muy completa de su obra.

La muestra se enriquece con documentos y elementos personales que pertenecen a la colección familiar, y que permiten comprender la personalidad y el trabajo del francés.