Compartir

La Anatomía, que surge inicialmente para satisfacer la curiosidad del hombre, se convierte con el tiempo en una Ciencia que no sólo observará y describirá sistemáticamente las partes del cuerpo, sino que realizará un análisis crítico de sus detalles y buscará un significado funcional. No siempre fue evidente que existiera un lazo que pudiera unir órganos y funciones porque mientras se consideró que la enfermedad tenía causas sobrenaturales, sólo se podía recurrir a las fuerzas sobrenaturales para su curación. Los conocimientos anatómicos como hoy los conocemos tuvieron que imponerse poco a poco y despertar la curiosidad de los estudiosos, pero para llegar hasta este punto han sido muchos años y diferentes enfoques.

El inicio de la enseñanza de la Anatomía Humana en la Universidad de Salamanca fue muy posterior a la creación, en el siglo XIII, de los estudios de Medicina, que se realizaban en dos Cátedras denominadas de Física.

La Universidad salmantina, siempre atenta a los nuevos avances de su tiempo y la marcada influencia de la obra de Vesalio, (que en 1543 había publicado la obra titulada “De humanis corporis fabrica”, basado en la disección directa), llevaron a la creación, en 1551, de una Cátedra de Anatomía. No obstante, el nacimiento de esta Cátedra tuvo opiniones en contra, incluso de los miembros del Claustro que por aquel entonces ocupaban Cátedras Médicas; sin embargo la petición social y el aval de los médicos de Cámara terminaron por imponer la decisión real de incorporar los estudios anatómicos a los saberes médicos. El Claustro universitario acordó que los médicos tenían que aprender con la experiencia, además de estudiar por viejos textos y, en sus libros literalmente se recoge lo siguiente:

“El señor dotor Bustamente dixo que para conocer e curar las partes interiores del cuerpo no basta la Anatomía escripta, sino que es necesario verla por el ojo”

Cosme de Medina fue el primero en impartir lecciones y hacer experiencias en el cuerpo humano en el Hospital del Estudio. El Claustro universitario decidió la creación de un anfiteatro anatómico en la ribera del río Tormes, la llamada Casa de la Anatomía, lugar donde comenzó la práctica de disecciones en 1555 (además existe, en el museo de nuestra Universidad, un muñeco para la práctica de la Anatomía del siglo XVI). Los trabajos de Cosme de Medina gozaron, al parecer, de cierta fama, tanto es así que Juan Arfe y Villafañe, importante artista técnico renacentista, completó sus estudios de Anatomía artística asistiendo a las disecciones de cadáveres realizadas por el Profesor Medina y en la introducción de su libro “Escultura y arquitectura” escribió:

“Nos pareció razonable cosa hacer Anatomía en algunos cuerpos; y así fuimos a Salamanca, donde a la sazón se hacía por un Catedrático de aquella Universidad que se llamaba el doctor Cosme de Medina y vimos desollar algunos hombre y mujeres ajusticiados y pobres”

Desgraciadamente el poco reconocimiento de la enseñanza de esta disciplina originó un temprano desinterés hacia la Cátedra de Anatomía y así antes de acabar el siglo XVI ésta fue pasando a manos de titulares con escasa formación anatómica de manera que se convirtió en puerta de entrada para quienes anhelaban realizar carrera docente y así abandonaban la misma en cuanto podían aspirar a Cátedras mejor dotadas económicamente y con mayor prestigio, como así fue en el caso del propio Cosme de Medina quien ocupó la Cátedra de Prima.

Iniciado el siglo XVII, el desprestigio entre los médicos de la práctica anatómica no haría más que acentuarse. A mediados de este siglo se produce una marcada decadencia de todas las enseñanzas en la Universidad salmantina a la que no escapa la Anatomía, que además, tuvo otros inconvenientes tales como la destrucción de la Casa de la Anatomía como consecuencia de la crecida del río Tormes el 26 de enero de 1626.

Durante el fugaz resurgimiento, sobre todo científico, que se advirtió en la España del tercer cuarto del siglo XVIII, la Anatomía intentó tomar impulso; de esta época data el nuevo Teatro Anatómico, pero la desaparición de la Facultad de Medicina a principios del siglo XIX y el consiguiente traslado a Valladolid del material anatómico, fueron la causa de la muerte de la Cátedra hasta 1868, año en el que se recuperó la Facultad de Medicina fruto del esfuerzo de las corporaciones locales y personalidades salmantinas que no se resignaron a perder lo que tanto trabajo había costado.

Hoy, ya en los inicios del siglo XXI, la realidad de la docencia de la Anatomía es bien distinta. Su carácter de disciplina básica dentro de la rama sanitaria y la creación de nuevas titulaciones en la Universidad española han hecho que se amplíe extraordinariamente su ámbito de actuación. Los que nos dedicamos al conocimiento del cuerpo humano hacemos nuestro el dicho de “la Anatomía es para la Medicina, lo que la Geografía es para la Historia”. Sin duda, no se puede concebir el hacer médico sin el conocimiento del cuerpo humano.